BIOFOTÓNICA:
El BIOFOTÓN (del griego βιο, que significa « vida » y φωτο, « luz ») es un fotón de origen biológico que no es el resultado de los productos de una reacción enzimática específica.
Se trata por tanto de una quimioluminiscencia de Origen Biológico que se distingue de la bioluminiscencia por la ausencia de mecanismo enzimático relacionado, y por una magnitud o intensidad ultra-débil (del inglés, ultra-weak spontaneous photon emission, o a veces, de forma más simple, ultra-weak photon emission). Fritz-Albert Popp, inventor del término, definió los BIOFOTONES mediante la intensidad de su emisión en la superficie de los tejidos vivientes, que es del orden de 10 a 1000 fotones por centímetro cuadrado y por segundo [1]
Hace años que se está empezando a rearticular una investigación y aplicación científica de la BIOFOTÓNICA en relación a posibles Terapias Médicas.[3] Existen evidencias que indican que es necesaria la colaboración de una intensa Actividad Fotónica dentro de la célula para que la reactividad química alcance la magnitud que de hecho alcanza en ella: «(dicha actividad química intensa) solo es posible si existe una cavidad resonadora de ondas, que también proporciona tanto la estabilidad necesaria para las disposiciones moleculares como las fuerzas que guían su movimiento».[4] Por tanto, según Popp desarrolla en el artículo citado,[5] si utilizamos la hipótesis sugerida por estos hechos (la de LA COHERENCIA DE LOS FOTONES) vemos que podemos predecir «una diversidad de fenómenos biológicos […] proveyéndonos con una base fiable desde donde poder examinar la teoría y obtener una comprensión más profunda de la biología».
1. ↑ (en inglés) PDF [1] Ultra-weak delayed luminescence in coffee seeds, Gallep et al.
2. ↑ Kobayash, Masaki; Daisuke, Kikuchi (2009). «Imaging of Ultraweak Spontaneous Photon Emission from Human Body Displaying Diurnal Rhythm». PLoS One 4 (7): p. e6256. doi:doi=10.1371/journal.pone.0006256.
3. ↑ Biofotónica, una luz en el camino de la medicina
4. ↑ |«Properties of biophotons and their theoretical implications» Indian Journal of Experimental Biology. Vol 41. May 2003. pág. 391-402. Fritz-Albert Popp
5. ↑ [«Properties of biophotons and their theoretical implications» (pdf). (pág. 396)]
Eduard Punset
ENTREVISTA:
El año pasado vi por primera vez, gracias al microscopio de dos fotones, células en movimiento. Células de verdad moviéndose. Y obviamente se estaban comunicando entre sí. En los años ochenta tú empezaste a descubrir y a afirmar que todos los organismos vivos, incluidas las células, emiten una luz ultra débil, los BIOFOTONES, y que gracias a estas emisiones se comunican entre sí. ¿Esto es así?
FRITZ ALBERT POPP:
Sí. De hecho con sólo unos pocos BIOFOTONES se producen efectos cuánticos, no hablo de efectos clásicos. Tienen que ver con una radiación coherente. Y la radiación provoca que las interferencias en el espacio que existe entre las células sean mayores, pero aquí la radiación es una radiación en la que se utilizan las interferencias como una forma de comunicación. Los BIOFOTONES que emiten las diferentes células, interfieren y hacen que las interferencias sean mayores entre las ondas que emiten las células. Las amplitudes de los campos eléctricos provocan, principalmente, interferencias destructivas, así que la radiación entre los sistemas, en este caso las células, desaparece, mientras que, por otro lado, la intensidad dentro de los sistemas es mayor porque se tiene que conservar la energía. Esta es la forma de comunicación entre las células. Todas las células se comunican con patrones ondulatorios específicos. Se observan estructuras de interferencia específicas, y si las células son idénticas, se dice que tienen el mismo patrón de frecuencia. Esto es como decir, más o menos, que tienen el mismo patrón de interferencia. Y esta también es una forma de identificación entre ellas: cancelar la luz entre ellas es la mejor manera que tienen para comunicarse porque crean algo así como un canal, crean una zona de quietud, o dicho de otro modo, crean una zona libre de sonido entre ellas, de modo que cuando cualquier pequeña perturbación surge la perciben inmediatamente como una señal entre ellas. Lo que digo no es una especulación, es el resultado de una experimentación que se ha llevado a cabo en profundidad.
EDUARD PUNSET:
Si nos comunicamos a través de campos electromagnéticos, que son los mismos para todo el mundo, ¿cómo los BIOFOTONES son únicos? ¿Quiere esto decir que hemos abierto la posibilidad de que los árboles puedan comunicarse con los humanos, que los humanos puedan comunicarse con los animales, o los árboles entre sí?
FRITZ ALBERT POPP:
Por supuesto, podemos observarlo a un nivel celular. También podemos observarlo entre los animales. Por ejemplo, entre las dafnias se observan claros efectos de luz y creación de canales dependientes de la distancia, de modo que usan esta posibilidad para producir poblaciones. Y el mismo efecto sucede también entre las células de un organismo, por ejemplo, entre nuestras células, en nuestro cuerpo. Este tipo de comunicación es responsable de la formación de los órganos, del hígado, del riñón, etc., porque las células utilizan esta forma de comunicación también para crear estas fuerzas que las atraerán entre sí o para decirse que es lo que tienen que hacer. La INFORMACIÓN se manifiesta de esta manera. Incluso dentro de una misma célula... se tiene que producir cerca de 1000 reacciones químicas por segundo en cada célula, e incluso la información acerca del lugar y del momento exacto en que estas reacciones químicas se han de producir, se llevan a cabo a través de unos pocos BIOFOTONES, que son coherentes, y como son coherentes pueden provocar mejores interferencias para transmitir una cantidad tan grande de información.
EDUARD PUNSET:
Siempre hemos pensado que una enfermedad era el resultado de un desorden bioquímico, pero de acuerdo con tus razonamientos podría parecer que una enfermedad sea también, o en lugar de eso, el resultado de un desorden electromagnético. Un desorden en las ondas de BIOFOTONES. ¿Es así?
FRITZ ALBERT POPP:
Sí. Los campos y la materia van muy unidos en un sistema vivo. El avance de uno depende de la reacción del otro. Para conseguir una reacción química se necesita un BIOFOTÓN. Uno de los componentes de esta reacción química tiene que ser estimulado o excitado por ondas electromagnéticas. Deben excitar los estados electrónicos del sistema. Esta excitación sólo puede darse mediante la absorción de un BIOFOTÓN. De hecho, este es un acontecimiento muy corriente que puede encontrarse en los libros de texto de química. Este es el motivo por el que la velocidad de reacción de las reacciones químicas aumenta en función de la temperatura: si aumentamos la temperatura se consigue un aumento del número de reacciones químicas por segundo, porque se producen más BIOFOTONES disponibles.
Pero la principal diferencia es que en un Sistema Biológico no se produce radiación calorífica en esta pequeña reacción, sino BIOFOTONES. Se produce un pequeño número de BIOFOTONES, y no es necesario tener muchos de ellos para conseguir un gran número de reacciones químicas. ¿Por qué ocurre esto? Porque en cuánto se da una reacción química el BIOFOTÓN es devuelto hacia el campo y en ese campo BIOFOTÓNICO los fotones no son termalizados, es decir, no desaparecen como radiación calorífica, como calor, sino que son almacenados para que de esta forma estén siempre disponibles para la próxima reacción. A este Campo BIOFOTÓNICO, con su bajo número de fotones, no le resulta difícil asumir toda la actividad que se da en una célula aunque sea muy elevada. La INFORMACIÓN siempre queda almacenada en el campo y puede ser utilizada por otras células en otra ocasión. Puede decirse que en los Sistemas Biológicos existe una especie de matrimonio entre el Campo Fotónico y la materia bioquímica: uno es necesario para entender el comportamiento del otro, es imposible separar su estudio. Si se tiene en cuenta sólo una de las partes, se cometen muchos errores.
EDUARD PUNSET:
¿El descubrimiento de las Emisiones BIOFOTÓNICAS nos llevaría a confirmar algunos métodos convencionales de curación basados en EL CONCEPTO DE LA AUTORREGULACIÓN DE ORGANISMOS VIVIENTES, como la homeostasis, por ejemplo, o incluso la acupuntura?. Existen muchas investigaciones que correlacionan propiedades de la Emisión FOTÓNICA con anomalías biológicas, o patrones de crecimiento, o diferenciación de células en el proceso de morfogénesis. ¿Es esto cierto?
FRITZ ALBERT POPP:
Me gustaría puntualizar que puede parecer muy sencillo explicarlo afirmando que estos fenómenos pueden observarse con sólo decir que hay ondas electromagnéticas implicadas en ellos. Es muy difícil hacerse una idea exacta de lo que ocurre en la acupuntura o en la homeopatía. Por ejemplo. Todavía son sólo especulaciones. Cómo he dicho antes, es muy difícil encontrar evidencias experimentales de unas fuerzas eléctricas de tales dimensiones, porque nuestros instrumentos no son lo suficientemente sensibles para detectar estos patrones de sensibilidad tan complejos y de tan baja amplitud.
EDUARD PUNSET:
Pasemos a otro tema muy diferente pero que tiene mucho que ver con tu TEORÍA DE LA VIDA. Voy a citar textualmente al Premio Nobel Erwin Schroedinger, cuando llamó la atención al afirmar que estábamos equivocados al intentar medir la calidad de la comida, por ejemplo, de las cosas que comemos... "nos estamos fijando en los aspectos equivocados" dijo. Y tú dices algo muy similar, afirmas, por ejemplo, que después de haber estado investigando, puedes asegurar que en la comida que ha estado expuesta a una radiación, o que tiene demasiadas bacterias en comparación con la comida normal, la Emisión de BIOFOTONES es más débil comparada con la de la comida fresca. De algún modo, en palabras tuyas y de Schroedinger, la comida podría estar reflejando una determinada Cantidad de Orden, y si la comida refleja desorden, no está en buen estado. ¿Es así?
FRITZ ALBERT POPP:
Schroedinger descubrió que la calidad de la comida tiene que medirse en términos de su capacidad organizativa, él lo llamaba megantropía de la comida: los humanos y los animales son más o menos ladrones de orden. Nuestra idea era medir esta Capacidad Organizativa de la comida mediante la Interacción de BIOFOTONES, porque las plantas viven de la luz del sol. La luz del sol es una comida natural de las plantas, y también de los humanos y los animales, en el sentido de que se alimentan de plantas que tienen FOTONES almacenados. Por ejemplo si separamos la glucosa, el azúcar, en CO2 y H2O, ambos son componentes moleculares del azúcar, pero ambos contienen luz del sol, almacenan luz del sol, y nuestro cuerpo aprovecha el CO2 y el H2O del azúcar, y el resto es luz del sol, que permanece en nuestro cuerpo mientras el CO2 y el H2O desaparecen. Por tanto, también VIVIMOS DE LA LUZ y tenemos que encontrar cómo se realiza esta conexión entre la capacidad de almacenaje de la comida y su calidad. Es muy probable que la calidad de la comida sea mejor cuanto mayor sea su capacidad de almacenar luz, y por eso medimos su CAPACIDAD DE ALMACENAR LUZ. Esto parece muy sencillo explicado así, pero es mucho más complejo.
EDUARD PUNSET:
¿Nos estamos acercando al día en el que llegaremos a saber cuál es la dieta exacta que deberíamos seguir, las cosas que deberíamos comer y las que no? Por ejemplo, tu dices que no es tanto una cuestión de cantidad, es una cuestión de la potencia del campo bioeléctrico, de las interacciones entre diferentes productos. ¿Nos estamos acercando al momento en el que conoceremos cuál es la dieta ideal para cada persona?
FRITZ ALBERT POPP:
Espero que sea así. Pero existen también muchos componentes subjetivos que no pueden medirse con los BIOFOTONES o con lo que sea. El tema de la salud es muy evidente si observamos algunas enfermedades en diferentes culturas o naciones: los americanos por ejemplo, llevan unos 40 años alimentándose de conservas y comida preparada y eso les está causando muchos problemas. Mientras que los chinos, que no pueden permitirse la comida preparada, simplemente por motivos económicos, mantienen una salud muy fuerte incluso cuando son ancianos.
EDUARD PUNSET:
Ha habido un cambio radical en la Percepción del Universo, hacia una especie de de-materialización. Y por supuesto su aproximación BIOENERGÉTICA está en esa línea. ¿Cree usted que su investigación nos está llevando a una futura teoría de la vida, que sería muy diferente de la concepción químico molecular que teníamos antes?
FRITZ ALBERT POPP:
Los Sistemas Vivos comparados con otros sistemas se diferencian en que la Interacción con la materia es muy estrecha, son dependientes la uno del otro, ambos se Influencian entre sí. Y este es un aspecto completamente nuevo. Está muy lejos de la visión de la vida desde el punto de vista de que la Interacción entre las moléculas es baja. Por supuesto es necesario saber que las moléculas están implicadas porque pueden llegar a Influenciar a todo el campo, pero no es suficiente. Sería cómo si usted tratara de describir una moneda sólo por una de sus caras, tiene que mirar ambos lados para tener UNA IMAGEN COMPLETA.
BIOFOTÓNICA Y BIOFOTONES
ENTRE LA PSEUDOCIENCIA Y LA ESPECULACIÓN CIENTÍFICA
23 diciembre 2010. Leo a Kanijo sobre “el desconcertante papel de los BIOFOTONES en el cerebro,” a César sobre “cómo el campo eléctrico del cerebro afecta al propio cerebro,” a Pere afirmando que “las neuronas se comunican con señales eléctricas, químicas… y ondas cerebrales”, y me viene a la cabeza la delgada frontera entre la especulación científica y la ciencia, entre la especulación científica y la pseudociencia. Permitidme algunos retazos sueltos alrededor del Concepto de BIOFOTÓNICA y de los BIOFOTONES. Ya sé que hoy no es 28 de diciembre, día de los inocentes.
Tengo unos amigos que si bien son físicos ópticos de profesión, trabajan en biología por el proyecto de investigación que les financia, a los que el cerebro les hierve de BIOFOTÓNICA, pero nunca les oí hablar de BIOFOTONES. Para ellos la BIOFOTÓNICA es la biología de las fotosíntesis y de la bioluminiscencia. Sus brillantes mentes relucirán mucho más (en su interior) si además de con iones sus neuronas se comunican entre sí con BIOFOTONES. Supongo por ello que me pegarán un tirón de orejas por esta excursión al escabroso mundo creado por el padre del “biofotón”, quien en su época fue candidato por diez veces al Premio Nobel de Biología, pero nunca lo obtuvo, el “radiólogo mitogenético” Alexander Gavrilovich Gurwitsch (1874–1954) [wiki], biólogo ucraniano que “descubrió el BIOFOTÓN” en un famoso experimento de 1926 utilizando raíces de cebollas. Su trabajo, que dio a luz a la BIOFOTÓNICA , no pudo ser repetido por otros investigadores, pero resurge con fuerza como ave fénix cada pocas décadas para volver de nuevo al oscuro reducto de los entresijos de la biología ortodoxa. Como le decía a Kanijo en un comentario en su blog: Obviamente, toda célula refleja fotones cuando incide luz sobre ella, por lo que diferenciar entre FOTONES emitidos y reflejados es muy difícil; máxime cuando estamos hablando de pocos (unos cientos de) FOTONES que muestran Propiedades Cuánticas. Además, hay que recordar que para observar los BIOFOTONES hay que iluminar la célula.
Maricela Yip y Pierre Madl (Universidad de Salzburgo), “The Light of Life – Biophotonics” afirman que “todos los organismos Emiten Luz a un ritmo constante desde unos pocos FOTONES por célula al día hasta varios cientos de FOTONES por organismo cada segundo. La Emisión de BIOFOTONES es universal para los organismos vivos y no está asociada con ningún orgánulo específico.” Suponiendo que este Campo BIOFOTÓNICO es coherente puede ser “una herramienta fundamental para la comunicación entre células en los organismos multicelulares y para la comunicación de cada célula con su entorno. Los BIOFOTONES son, pues, una pieza clave para el estudio de la Comunicación Biológica.”
Permíteme recordar el famoso experimento de las cebollas de Gurwitsch (1926) (Protoplasma 1: 473-475): Las raíces de dos plantas de cebolla se colocan perpendicularmente de tal forma que la punta de una raíz de una cebolla apunte hacia la punta de otra raíz de la otra cebolla. Gurwitsch descubrió que la tasa de división celular en estas zonas de la raíz es mucho mayor que en otras partes de la raíz “no irradiadas.” ¿Transmisión química, eléctrica u óptica? Gurwitsch colocó un cristal delgado que dejaba pasar la luz ultravioleta y observó el mismo efecto. Sin embargo, cuando colocó otro cristal delgado opaco a la luz ultravioleta, para su sorpresa, el efecto desapareció. Por tanto, concluye Gurwitsch, las células de la raíces emiten radiación ultravioleta (no visible al ojo humano) que favorece la mitosis celular entre células vecinas. Así se descubrió la radiación mitogenética mediada por BIOFOTONES.
El problema con estos experimentos es que muchos biólogos trataron de repetir sus resultados y no fueron capaces, por ello la hipótesis de la radiación mitogenética cayó en el cajón de sastre de las “grandes descubrimientos científicos” que no son ciencia porque no son repetibles. La biología (ortodoxa) no acepta las ideas de Gurwitsch como correctas y la radiación mitogenética huele al tufo del misterio y de la brujería, de la curación milagrosa y de la metafísica. ¿Iker Jiménez dónde te escondes? Seguro que Iker ya ha hablado de esto en su programa… como no lo veo no me entero.
¿Qué es un “BIOFOTÓN”? En el contexto de las ideas de Gurwitsch y sus revisiones más recientes, un BIOFOTÓN es un FOTÓN entendido según el prisma de la óptica cuántica, es decir, mostrando propiedades específicas de la física cuántica. Muchos organismos y células emiten o reflejan luz, pero se puede entender este mecanismo desde el punto de vista de la óptica clásica, sin necesidad de recurrir a fenómenos cuánticos. Este conocimiento que forma parte de la biología ortodoxa no tiene nada que ver con los BIOFOTONES, aunque se podría llamar BIOFOTÓNICA a su estudio. Hay dos BIOFOTÓNICAS, la ortodoxa (clásica) y la especulativa (cuántica). Cuando hablamos de BIOFOTONES nos referimos a unos pocos FOTONES emitidos por una célula (pongamos 100 fotones por segundo y por centímetro cuadrado), con un espectro óptico ultravioleta, pongamos entre 200 y 400 nm (nanómetros).
Las Radiaciones Biológicas “BIOFOTÓNICAS” actúan de forma casi milagrosa en las primeras fases del desarrollo embrionario, por eso se califican como radiación mitogenética. Para los “entendidos” esta radiación no es un ningún misterio y tiene un origen físicoquímico en las reacciones bioquímicas del metabolismo celular. Como nos recuerdan Yip y Madl la hipótesis más esgrimida es que “in vivo, al menos el 75% de esta Actividad BIOFOTÓNICA celular se origina en el ADN,” aunque también afirman que “in vitro, el ADN es BIOFOTÓNICAMENTE inactivo.” ¿COMUNICACIÓN BIOFOTÓNICA CUÁNTICA? Claro que sí, “la luz almacenada en la molécula de ADN se comporta de forma coherente como un condensado de Bose-Einstein (BEC); toda la luz en una célula biológica se encuentra en un estado Coherente de FOTONES, todos con la misma frecuencia y con sus fases entrelazadas, que actúa como un objeto cuántico a escala macroscópica. El estado BEC juega un papel esencial en la formación de los campos morfogenéticos que permiten una acción holística sobre el ADN de múltiples células controlando su crecimiento, diferenciación y coordinación.”
En este punto, permitidme una exclamación, no me puedo contener: ¡Madre mía!
Las hipótesis y la especulación son uno de los grandes motores de la ciencia. F. Grass, H. Klima, S. Kasper, “Biophotons, microtubules and CNS, is our brain a “Holographic computer?”,” Medical Hypotheses 62: 169–172, 2004, nos propusieron que “el cerebro funciona como un computador holográfico cuántico” gracias a la Comunicación Biofotónica Interneuronal. Por lo menos se ha publicado en una revista de hipótesis médicas.
La imagen que abre esta entrada está extraída del artículo de Yan Sun et al., “Biophotons as neural communication signals demonstrated by in situ biophoton autography,” Photochem. Photobiol. Sci. 9: 315-322, 2010. Y no tengo más que decir, y es que dice mi mujer que ¡con lo bueno que está el jamón y tú escribiendo esas cosas! Lo mismo, hasta tiene razón.