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lunes, 2 de julio de 2012

MEDICINA BIOLÓGICA Dr. Germán Duque Mejía: QUELACIÓN INTRAVENOSA




LA TERAPIA MÁS EFECTIVA PARA COMBATIR LA ARTERIOSCLEROSIS

Si lo que afirman quienes practican la quelación intravenosa es cierto —y todo parece indicar que lo es— no sólo gran parte de las personas que padecen problemas de arteriosclerosis (endurecimiento y/o obstrucción de las arterias) podrían resolver en buena medida sus problemas con rapidez sino incluso alargar en años su vida. Es más, se trata al parecer de un excelente método preventivo que puede incluso retardar el envejecimiento.

A pesar de llevar más de 40 años practicándose en Estados Unidos y otros países, la quelación intravenosa —considerada por sus defensores como el único medio global en el tratamiento de la arteriosclerosis— es muy poco conocida en nuestro estado. Ahora bien, ¿es realmente tan eficaz como parece demostrar los numerosos artículos publicados sobre ella en revistas científicas? ¿Cuáles son sus riesgos? ¿Está justificada su introducción en el arsenal terapéutico de los procesos arterioescleróticos degenerativos, tan huérfanos hoy de terapias eficaces?

La verdad es que tuvimos conocimiento de esta terapia durante nuestra conversación con el doctor José Pérez Fernández tras entrevistarle sobre la novedosa técnica quirúrgica que —como publicamos el mes pasado— permite resolver algunos de los casos de Parkinson, esclerosis múltiple, epilepsia, Alzheimer y ataxia cerebelos a (aquellos que se deben a una compresión patológica de la arteria vertebral).

Y he de decir que, de la misma forma que aquello me sorprendió, no fue menor mi sorpresa cuando el doctor me dijo que la quelación —entre otras cosas— «limpiaba» las arterias consiguiendo así un mayor flujo de sangre en el organismo. Porque eso representa una terapia eficaz —especialmente, con carácter preventivo— en casos de anginas de pecho, infartos de miocardio o flebitis, entre otras dolencias.



La arteriosclerosis —me diría— es hoy el problema y el reto de salud más importante con que se enfrenta la medicina actual. Por sus consecuencias directas y su participación en la mayoría de los procesos patológicos degenerativos es el principal factor de mortalidad y pérdida de calidad de vida. Por tanto, evitar la arteriosclerosis supone evitar padecer todas las enfermedades cardiovasculares... además de lograr envejecer más lentamente y con mayor calidad de vida.



—Es decir, que el antiguo aforismo de que «tenemos la edad de nuestras arterias» sigue hoy tan vigente como ayer.

—Sin circulación no hay vida; y sin buena circulación no hay salud. Esta es la pauta rey de la patología, el común denominador que presiden todos los procesos degenerativos que hoy padecemos. Entramos en la recta final de nuestra vida cuando los sistemas enzimáticos, auténticos sostenedores de la existencia, comienzan a fallar. Si admitimos el incuestionable hecho de que todo cuanto llega a la célula para su metabolismo ha de ser vehiculado por la sangre tendremos que aceptar la importancia de un adecuado sistema de suministro a través de un árbol arterial libre y permeable. Dice usted bien: tenemos la edad de nuestras arterias.

—Luego la quelación puede considerarse también un medio para alargar la vida de las personas frenando el proceso natural de envejecimiento...

—Es una utopía defender que el proceso de envejecimiento en sí mismo no conlleva desgaste o que puede detenerse. Ahora bien, equiparar envejecimiento con deterioro de la salud es una afirmación gratuita. Es cierto que la existencia de procesos degenerativos —cada vez más frecuentes y de más temprana aparición— pudiera indicar lo contrario pero no es así. Y, desde luego, no hay duda de que si el envejecimiento es en gran parte causado por el grado de arteriosclerosis que sufrimos la lucha contra ese problema es el medio ideal de actuar contra el paso de los años y retrasar el deterioro fisiológico.


Arriba, distintos casos de arterias casi totalmente obstruidas debido a los ateromas. Como es obvio, la circulación de la sangre por ellas era prácticamente nula.

Arriba, los lugares más comunes en los que se produce este tipo de problemas.

Arriba, representación de una arteria obstruida.

—Y todo eso, según usted, se consigue con la quelación. Pero, ¿qué es exactamente?

—Bueno, cuando hace 40 años se descubrió la quelación como terapia se aplicó inicialmente en los casos de arteriosclerosis como un sistema de eliminación de depósitos de calcio del interior de las arterias. Pero esa definición se quedaría pronto corta y, por tanto, obsoleta. Porque con el paso de los años, el conocimiento de sus mecanismos de acción permite hoy definir esta terapia con mucha más amplitud y exactitud atendiendo a sus efectos reales. Así, sabemos que:

    Es un eficacísimo «barredor» de radicales libres.
    Reduce los depósitos patológicos de calcio en el interior de las arterias así como de otros lugares.
    Reduce, por atrapamiento y posterior eliminación urinaria, los metales tóxicos bivalentes como el plomo, el mercurio, etc.
    Reinstaura la actividad enzimática de la pared arterial afectada por la toxicidad de algunos metales. Y,
    Disminuye la agregación de las plaquetas, factor importante en la formación de coágulos y trombos intravasculares.

Es decir, el abanico de patologías a tratar es muy amplio.

—¿Pero la quelación es algo extraño a la naturaleza o un mecanismo fisiológico normal?

—La quelación es un fenómeno bioquímico que se produce continuamente en el interior de las células constituyendo uno de los mecanismos más importantes que todo organismo vivo (animal o vegetal) tiene para apropiarse y utilizar los metales inorgánicos. La hemoglobina, la clorofila y las catalasas son ejemplos conocidísimos de la quelación del hierro y del magnesio. El vasto campo de las metaloenzimas es un claro exponente de ello.

—¿Y en qué consiste tratamiento?.

— Básicamente, en la administración por goteo intravenoso lento de un agente quelante: el EDTA.

—¿Y cuántas veces hay que ponerse en vena ese agente quelante?.

—Entre 20 y 30 a razón de dos sesiones semanales. Depende de grado de severidad del proceso a tratar. Es decir, el tratamiento puede durar entre 10 y 15 semanas.

—Bueno, pero si esa sustancia es tan efectiva para limpiar las arterias también es de suponer que existirá algún tipo de riesgo, ¿no?.

—Pues aunque parezca una utopía, el principio hipocrático de «Primun non nocere» —lo primero no perjudicar— adquiere total vigencia con esta terapia. No hay riesgo si se hace correctamente. Para lo cual basta hacer un estudio completo del paciente a fin de comprobar su estado general y el grado de patología, comprobar el buen estado de los riñones, ajustar la dosis atendiendo a cada caso particular así como la velocidad a la que se inyecta la sustancia quelante y asegurarse del reemplazamiento de ciertos elementos necesarios para el organismo. Si así se hace, la terapia carece de peligro alguno y es muy eficaz.

—¿Y cómo se puede probar y objetivar esa eficacia?. Porque, perdóneme, pero la cantidad de medios y remedios que surgen todos los años con cantinelas pseudocientíficas es abrumadora y tanto los pacientes como los periodistas empezamos a estar hartos de que se juegue con la salud y el dinero de la gente.

—El hecho de que la terapia esté en auge en Estados Unidos —donde se lleva aplicando desde hace ya 40 años— es un dato indicativo de su utilidad, aunque sea de forma indirecta. De lo contrario, estaría prohibida. Es más, a día de hoy existen cientos de artículos científicos sobre este tratamiento. Hay pruebas concluyentes que demuestran de forma objetiva sus beneficios. No se trata, pues, de que los enfermos admitan encontrarse mejor sino de que esa impresión puede evaluarse de forma científica, tanto cualitativa como cuantitativamente.

—¿Y en qué procesos patológicos se obtienen mejores resultados con la terapia de quelación?.

—Yo señalaría, en primer lugar, la arteriosclerosis como forma global de afectación primaria de todo el sistema vascular. Luego, dentro de esta patología general, podemos señalar que algunas de sus localizaciones responden mejor que otras. En este sentido —y por orden descendente—, está sobre todo indicada en los siguientes casos:

    Patología oclusiva vascular de los miembros inferiores.
    Patología de las arterias coronarias.
    Patología de las arterias cerebrales.
    Antienvejecimiento.

Basta con tan simple enunciado para entender la importancia de la quelación. Luego, deberíamos abrir un amplio capítulo de toda aquella patología derivada del daño ocasionado por los radicales libres.

—¿Incluido el tratamiento del cáncer?.

—Nosotros no presentamos la quelación como tratamiento específico de los procesos cancerosos pero sí como método coadyuvante por su acción opositora de los radicales libres que, como sabemos, participan en esa patología.

Un estudio realizado en 1989 demostró —tras un seguimiento de 18 años— que la mortalidad por cáncer entre los pacientes quelados estudiados disminuye en un 90%.

—¿Se basó ese estudio en pacientes afectados por procesos canceroso?.

—No. Se trató de un seguimiento de personas que habían recibido terapia de quelación a las que se comparó con un número similar de personas que tenían las mismas características de edad, sexo y condiciones ambientales pero que no recibieron la terapia. El estudio fue efectuado por los doctores W. Blumer y E. Cranton, siendo publicado en la revista Journal of advancement in Medicine (volumen 2, números 1-2 de 1989). Sólo uno de los 59 pacientes que habían sido tratados con EDTA murió de cáncer mientras que 30 de los 172 pacientes que sirvieron de control (un 17,6%) padecieron procesos neoplásicos.

—Perdone, pero, ¿está diciendo que la quelación podría prevenir también los procesos tumorales?.

—No me atrevo a dar una respuesta rotunda pero me va a permitir que le haga dos consideraciones. En primer lugar, debo decir que todos los procesos crónicos degenerativos vienen precedidos por periodos en los que no hay síntoma alguno; a veces tarda en manifestarse el problema hasta décadas. Pero la ausencia de síntomas no es equivalente a salud: sentirse bien y estar bien no es la misma cosa. Y, en segundo lugar, añadiré que actualmente se acepta que los radicales libres tienen un papel determinante en la mayor parte de las patologías degenerativas... y como quiera que con la quelación se les ataca frontalmente, la terapia puede ser útil en tales casos.

—En ese caso, lo más importante sería atajar el problema en sus fases incipientes sin esperar la manifestación de la enfermedad...

—Ha puesto usted el dedo en la llaga. Quizás la carencia más importante del sistema ortodoxo de salud es su orientación primordial de actuación sintomática con ausencia total de esquemas de actuación preventiva de procesos degenerativos. Estamos inmersos en una medicina dirigida exclusivamente a la patología.

Y la arteriosclerosis define perfectamente este dilema. Como muestra, un botón: para que una arteria coronaria de síntomas de insuficiencia su calibre tiene que haberse reducido en un 65%. Es decir, hay un proceso silente de muchos años en los que la actuación terapéutica sería mucho más eficaz y la regresión de unas lesiones incipientes una realidad posible.

—¿Es entonces la quelación una alternativa a la cirugía?. Lo digo porque la cirugía de by-pass coronario está firmemente establecida como principal tratamiento de la arteriosclerosis coronaria.

—No voy a entrar en controversia con el papel de la cirugía pero conviene no olvidar —sin negar el impacto de las gestas quirúrgicas modernas— que la cirugía es siempre el fracaso de la medicina. Y esta afirmación se la está haciendo un cirujano. Afirmar que quirúrgicamente podemos resolver un problema bioquímico complejísimo es una auténtica utopía. Por medio de la cirugía del by-pass podemos salvar una zona ocluida por una arteria pero no actuamos sobre el proceso causal de la arterioesclerosis.

—¿Pero puede o no la quelación hacer innecesaria la cirugía de las arterias coronarias?.

—Cada terapia tiene sus indicaciones precisas y preciosas. Podemos afirmar con rotundidad que gracias a la quelación se ha salvado un enorme número de miembros que hubieran sido amputados y se han eliminado gran número de pacientes de la lista de espera de cirugía de by-pass. Debido a esta controversia —tratamiento médico en vez de cirugía— en Estados Unidos la quelación no está bien vista entre los cirujanos cardiovascures. Quizá porque la reducción de cirugía podría calcularse en un 90%.

—Hemos oído hablar también de la quelación oral. ¿Qué tiene que decir sobre ella?. Porque parece obvio que la administración por vía digestiva resolvería muchos inconvenientes facilitaría en gran medida la aplicación de la terapia.

—Por desgracia, la quelación oral no tiene eficacia. El EDTA no es activo por vía digestiva. Sin embargo, algunas de las medidas propuestas por los defensores de la quelación oral son aplicables como coadyuvantes de terapia quelante intravenosa.

—¿Quiere esto decir que la quelación necesita de más apoyos terapéuticos?.

—Podemos mejorar los resultados con la adicción de otras simples medidas terapéuticas. Aunque la estrella de la quelación es el EDTA, como en el reparto de toda buena película se necesita un buen elenco de artistas de apoyo. Lo ideal es tratar el proceso arteriosclerótico desde varios ángulos en relación a sus complicados factores causales.

—¿Y cuáles son esas medidas adicionales que se pueden tomar entonces en los casos de patologías degenerativas?.

—Primero, una planificación nutricional. La alimentación adecuada puede representar la mejor y más inocua farmacia: el alimento como medicamento, según la más pura doctrina hipocrática. Luego consideraríamos vitaminas, minerales, antioxidantes, etc. El ejercicio físico como tónico general es una ayuda necesaria para el establecimiento de una circulación colateral adecuada. Como curiosidad, le diré que el ácido láctico producido en el curso del ejercicio físico es un excelente agente quelante. Por último, tomaríamos en consideración técnicas de relajación mental para disminuir el grado de estrés al que estamos sometidos. El estrés crónico es uno de los factores que más dañan la salud y más agravan los procesos patológicos existentes.

—Pues no entiendo por qué no está más extendido un sistema terapéutico como éste si se obtienen tan buenos resultados...

—Volvemos al eterno problema con que se enfrenta cualquier conocimiento o método de tratamiento revolucionario. Primero, la controversia inicial sobre sus efectos; segundo, el desinterés de la industria farmacéutica al no poder explotar este producto; tercero, el desconocimiento del tema entre los profesionales de la medicina; y cuarto, en el caso del Estado español y otros países con una medicina socializada que cubre al 100% de la población, el hecho de que esta terapia no entra dentro del cuadro de los tratamientos aprobados que paga la Seguridad Social. Como tampoco entran la Homeopatía, la Acupuntura o la Neuralterapia, por poner sólo tres ejemplos entre otros muchos, a pesar de que se conoce con certeza su utilidad terapéutica.

—La pregunta es de rigor: ¿qué cuesta una quelación intravenosa?.

—Eso depende de los países. En Estados Unidos viene a estar entre las ochocientas mil y el millón de pesetas. Sé que también se practica en otros países como Alemania, Holanda, Bélgica, Rusia o Israel porque lo he constatado en mis viajes pero no sé lo que cobran. Por eso he decidido, en colaboración con algunos compañeros y expertos, dar a conocer y difundir la terapia en nuestro país. Algo para lo cual se está ahora constituyendo Quelatio España, asociación a nivel estatal que tiene como objetivo extender a todos los médicos interesados los conocimientos que les permitan utilizar con seguridad la terapia. Pero como no pretendemos que esto se convierta en un negocio más sino en un servicio público, creemos que el importe total se situará entre las trescientas y trescientas cincuenta mil pesetas, cantidad que incluirá el chequeo previo del paciente, las 20 o 30 dosis de quelación intravenosa y sus controles analíticos así como cualquier otra exploración que fuera necesaria durante el tratamiento.

No vamos a admitir que esto sea un lucrativo negocio más a costa de la necesidad de la gente. Y le diré otra cosa: ojala la Administración se concienciara de las enormes ventajas de este sistema y lo terminara sufragando el Estado. Lo que no sé si será posible porque hay muchísimos intereses económicos en juego...
José Antonio Campoy.
¿Qué es el EDTA?.

Las siglas corresponden al nombre químico del ácido etilendiamino tetracético. Si desglosamos el nombre, veremos que tenemos cuatro grupos de ácido acético (el vinagre corriente) y dos grupos amino. Es decir, estamos frente a una sustancia que no es ajena a nuestra propia naturaleza. Normalmente se usa una sal sódica llamada edetato sódico.

La fórmula química es la siguiente:



Pues bien, la quelación es el «atrapamiento» de metales de dos valencias dentro de la estructura del EDTA. Posteriormente, este metal quelado (secuestrado) es eliminado por la orina.