LA TERAPIA MÁS
EFECTIVA PARA COMBATIR LA
ARTERIOSCLEROSIS
Si lo que
afirman quienes practican la quelación intravenosa es cierto —y todo parece
indicar que lo es— no sólo gran parte de las personas que padecen problemas de
arteriosclerosis (endurecimiento y/o obstrucción de las arterias) podrían
resolver en buena medida sus problemas con rapidez sino incluso alargar en años
su vida. Es más, se trata al parecer de un excelente método preventivo que
puede incluso retardar el envejecimiento.
A pesar de
llevar más de 40 años practicándose en Estados Unidos y otros países, la
quelación intravenosa —considerada por sus defensores como el único medio
global en el tratamiento de la arteriosclerosis— es muy poco conocida en
nuestro estado. Ahora bien, ¿es realmente tan eficaz como parece demostrar los
numerosos artículos publicados sobre ella en revistas científicas? ¿Cuáles son
sus riesgos? ¿Está justificada su introducción en el arsenal terapéutico de los
procesos arterioescleróticos degenerativos, tan huérfanos hoy de terapias
eficaces?
La verdad es que
tuvimos conocimiento de esta terapia durante nuestra conversación con el doctor
José Pérez Fernández tras entrevistarle sobre la novedosa técnica quirúrgica
que —como publicamos el mes pasado— permite resolver algunos de los casos de
Parkinson, esclerosis múltiple, epilepsia, Alzheimer y ataxia cerebelos a
(aquellos que se deben a una compresión patológica de la arteria vertebral).
Y he de decir que,
de la misma forma que aquello me sorprendió, no fue menor mi sorpresa cuando el
doctor me dijo que la quelación —entre otras cosas— «limpiaba» las arterias
consiguiendo así un mayor flujo de sangre en el organismo. Porque eso
representa una terapia eficaz —especialmente, con carácter preventivo— en casos
de anginas de pecho, infartos de miocardio o flebitis, entre otras dolencias.
La
arteriosclerosis —me diría— es hoy el problema y el reto de salud más
importante con que se enfrenta la medicina actual. Por sus consecuencias
directas y su participación en la mayoría de los procesos patológicos
degenerativos es el principal factor de mortalidad y pérdida de calidad de
vida. Por tanto, evitar la arteriosclerosis supone evitar padecer todas las
enfermedades cardiovasculares... además de lograr envejecer más lentamente y
con mayor calidad de vida.
—Es decir, que
el antiguo aforismo de que «tenemos la edad de nuestras arterias» sigue hoy tan
vigente como ayer.
—Sin circulación
no hay vida; y sin buena circulación no hay salud. Esta es la pauta rey de la
patología, el común denominador que presiden todos los procesos degenerativos
que hoy padecemos. Entramos en la recta final de nuestra vida cuando los
sistemas enzimáticos, auténticos sostenedores de la existencia, comienzan a
fallar. Si admitimos el incuestionable hecho de que todo cuanto llega a la
célula para su metabolismo ha de ser vehiculado por la sangre tendremos que
aceptar la importancia de un adecuado sistema de suministro a través de un
árbol arterial libre y permeable. Dice usted bien: tenemos la edad de nuestras
arterias.
—Luego la
quelación puede considerarse también un medio para alargar la vida de las
personas frenando el proceso natural de envejecimiento...
—Es una utopía
defender que el proceso de envejecimiento en sí mismo no conlleva desgaste o
que puede detenerse. Ahora bien, equiparar envejecimiento con deterioro de la
salud es una afirmación gratuita. Es cierto que la existencia de procesos
degenerativos —cada vez más frecuentes y de más temprana aparición— pudiera
indicar lo contrario pero no es así. Y, desde luego, no hay duda de que si el
envejecimiento es en gran parte causado por el grado de arteriosclerosis que
sufrimos la lucha contra ese problema es el medio ideal de actuar contra el
paso de los años y retrasar el deterioro fisiológico.
Arriba,
distintos casos de arterias casi totalmente obstruidas debido a los ateromas.
Como es obvio, la circulación de la sangre por ellas era prácticamente nula.
Arriba,
los lugares más comunes en los que se produce este tipo de problemas.
Arriba,
representación de una arteria obstruida.
—Y todo eso,
según usted, se consigue con la quelación. Pero, ¿qué es exactamente?
—Bueno, cuando
hace 40 años se descubrió la quelación como terapia se aplicó inicialmente en
los casos de arteriosclerosis como un sistema de eliminación de depósitos de
calcio del interior de las arterias. Pero esa definición se quedaría pronto
corta y, por tanto, obsoleta. Porque con el paso de los años, el conocimiento
de sus mecanismos de acción permite hoy definir esta terapia con mucha más
amplitud y exactitud atendiendo a sus efectos reales. Así, sabemos que:
Es un eficacísimo «barredor» de radicales
libres.
Reduce los depósitos patológicos de calcio
en el interior de las arterias así como de otros lugares.
Reduce, por atrapamiento y posterior
eliminación urinaria, los metales tóxicos bivalentes como el plomo, el
mercurio, etc.
Reinstaura la actividad enzimática de la
pared arterial afectada por la toxicidad de algunos metales. Y,
Disminuye la agregación de las plaquetas,
factor importante en la formación de coágulos y trombos intravasculares.
Es decir, el
abanico de patologías a tratar es muy amplio.
—¿Pero la
quelación es algo extraño a la naturaleza o un mecanismo fisiológico normal?
—La quelación es
un fenómeno bioquímico que se produce continuamente en el interior de las
células constituyendo uno de los mecanismos más importantes que todo organismo
vivo (animal o vegetal) tiene para apropiarse y utilizar los metales
inorgánicos. La hemoglobina, la clorofila y las catalasas son ejemplos
conocidísimos de la quelación del hierro y del magnesio. El vasto campo de las
metaloenzimas es un claro exponente de ello.
—¿Y en qué
consiste tratamiento?.
— Básicamente,
en la administración por goteo intravenoso lento de un agente quelante: el
EDTA.
—¿Y cuántas
veces hay que ponerse en vena ese agente quelante?.
—Entre 20 y 30 a razón de dos sesiones
semanales. Depende de grado de severidad del proceso a tratar. Es decir, el
tratamiento puede durar entre 10 y 15 semanas.
—Bueno, pero si
esa sustancia es tan efectiva para limpiar las arterias también es de suponer
que existirá algún tipo de riesgo, ¿no?.
—Pues aunque
parezca una utopía, el principio hipocrático de «Primun non nocere» —lo primero
no perjudicar— adquiere total vigencia con esta terapia. No hay riesgo si se
hace correctamente. Para lo cual basta hacer un estudio completo del paciente a
fin de comprobar su estado general y el grado de patología, comprobar el buen
estado de los riñones, ajustar la dosis atendiendo a cada caso particular así
como la velocidad a la que se inyecta la sustancia quelante y asegurarse del
reemplazamiento de ciertos elementos necesarios para el organismo. Si así se
hace, la terapia carece de peligro alguno y es muy eficaz.
—¿Y cómo se
puede probar y objetivar esa eficacia?. Porque, perdóneme, pero la cantidad de
medios y remedios que surgen todos los años con cantinelas pseudocientíficas es
abrumadora y tanto los pacientes como los periodistas empezamos a estar hartos
de que se juegue con la salud y el dinero de la gente.
—El hecho de que
la terapia esté en auge en Estados Unidos —donde se lleva aplicando desde hace
ya 40 años— es un dato indicativo de su utilidad, aunque sea de forma
indirecta. De lo contrario, estaría prohibida. Es más, a día de hoy existen
cientos de artículos científicos sobre este tratamiento. Hay pruebas
concluyentes que demuestran de forma objetiva sus beneficios. No se trata,
pues, de que los enfermos admitan encontrarse mejor sino de que esa impresión
puede evaluarse de forma científica, tanto cualitativa como cuantitativamente.
—¿Y en qué
procesos patológicos se obtienen mejores resultados con la terapia de
quelación?.
—Yo señalaría,
en primer lugar, la arteriosclerosis como forma global de afectación primaria
de todo el sistema vascular. Luego, dentro de esta patología general, podemos
señalar que algunas de sus localizaciones responden mejor que otras. En este
sentido —y por orden descendente—, está sobre todo indicada en los siguientes
casos:
Patología oclusiva vascular de los miembros
inferiores.
Patología de las arterias coronarias.
Patología de las arterias cerebrales.
Antienvejecimiento.
Basta con tan
simple enunciado para entender la importancia de la quelación. Luego,
deberíamos abrir un amplio capítulo de toda aquella patología derivada del daño
ocasionado por los radicales libres.
—¿Incluido el
tratamiento del cáncer?.
—Nosotros no
presentamos la quelación como tratamiento específico de los procesos cancerosos
pero sí como método coadyuvante por su acción opositora de los radicales libres
que, como sabemos, participan en esa patología.
Un estudio
realizado en 1989 demostró —tras un seguimiento de 18 años— que la mortalidad
por cáncer entre los pacientes quelados estudiados disminuye en un 90%.
—¿Se basó ese
estudio en pacientes afectados por procesos canceroso?.
—No. Se trató de
un seguimiento de personas que habían recibido terapia de quelación a las que
se comparó con un número similar de personas que tenían las mismas
características de edad, sexo y condiciones ambientales pero que no recibieron
la terapia. El estudio fue efectuado por los doctores W. Blumer y E. Cranton,
siendo publicado en la revista Journal of advancement in Medicine (volumen 2,
números 1-2 de 1989). Sólo uno de los 59 pacientes que habían sido tratados con
EDTA murió de cáncer mientras que 30 de los 172 pacientes que sirvieron de
control (un 17,6%) padecieron procesos neoplásicos.
—Perdone, pero,
¿está diciendo que la quelación podría prevenir también los procesos
tumorales?.
—No me atrevo a
dar una respuesta rotunda pero me va a permitir que le haga dos
consideraciones. En primer lugar, debo decir que todos los procesos crónicos
degenerativos vienen precedidos por periodos en los que no hay síntoma alguno;
a veces tarda en manifestarse el problema hasta décadas. Pero la ausencia de
síntomas no es equivalente a salud: sentirse bien y estar bien no es la misma
cosa. Y, en segundo lugar, añadiré que actualmente se acepta que los radicales
libres tienen un papel determinante en la mayor parte de las patologías
degenerativas... y como quiera que con la quelación se les ataca frontalmente,
la terapia puede ser útil en tales casos.
—En ese caso, lo
más importante sería atajar el problema en sus fases incipientes sin esperar la
manifestación de la enfermedad...
—Ha puesto usted
el dedo en la llaga. Quizás la carencia más importante del sistema ortodoxo de
salud es su orientación primordial de actuación sintomática con ausencia total
de esquemas de actuación preventiva de procesos degenerativos. Estamos inmersos
en una medicina dirigida exclusivamente a la patología.
Y la
arteriosclerosis define perfectamente este dilema. Como muestra, un botón: para
que una arteria coronaria de síntomas de insuficiencia su calibre tiene que
haberse reducido en un 65%. Es decir, hay un proceso silente de muchos años en
los que la actuación terapéutica sería mucho más eficaz y la regresión de unas
lesiones incipientes una realidad posible.
—¿Es entonces la
quelación una alternativa a la cirugía?. Lo digo porque la cirugía de by-pass
coronario está firmemente establecida como principal tratamiento de la
arteriosclerosis coronaria.
—No voy a entrar
en controversia con el papel de la cirugía pero conviene no olvidar —sin negar
el impacto de las gestas quirúrgicas modernas— que la cirugía es siempre el
fracaso de la medicina. Y esta afirmación se la está haciendo un cirujano.
Afirmar que quirúrgicamente podemos resolver un problema bioquímico
complejísimo es una auténtica utopía. Por medio de la cirugía del by-pass
podemos salvar una zona ocluida por una arteria pero no actuamos sobre el
proceso causal de la arterioesclerosis.
—¿Pero puede o
no la quelación hacer innecesaria la cirugía de las arterias coronarias?.
—Cada terapia
tiene sus indicaciones precisas y preciosas. Podemos afirmar con rotundidad que
gracias a la quelación se ha salvado un enorme número de miembros que hubieran
sido amputados y se han eliminado gran número de pacientes de la lista de
espera de cirugía de by-pass. Debido a esta controversia —tratamiento médico en
vez de cirugía— en Estados Unidos la quelación no está bien vista entre los
cirujanos cardiovascures. Quizá porque la reducción de cirugía podría
calcularse en un 90%.
—Hemos oído
hablar también de la quelación oral. ¿Qué tiene que decir sobre ella?. Porque
parece obvio que la administración por vía digestiva resolvería muchos
inconvenientes facilitaría en gran medida la aplicación de la terapia.
—Por desgracia,
la quelación oral no tiene eficacia. El EDTA no es activo por vía digestiva.
Sin embargo, algunas de las medidas propuestas por los defensores de la
quelación oral son aplicables como coadyuvantes de terapia quelante
intravenosa.
—¿Quiere esto
decir que la quelación necesita de más apoyos terapéuticos?.
—Podemos mejorar
los resultados con la adicción de otras simples medidas terapéuticas. Aunque la
estrella de la quelación es el EDTA, como en el reparto de toda buena película
se necesita un buen elenco de artistas de apoyo. Lo ideal es tratar el proceso
arteriosclerótico desde varios ángulos en relación a sus complicados factores
causales.
—¿Y cuáles son
esas medidas adicionales que se pueden tomar entonces en los casos de patologías
degenerativas?.
—Primero, una
planificación nutricional. La alimentación adecuada puede representar la mejor
y más inocua farmacia: el alimento como medicamento, según la más pura doctrina
hipocrática. Luego consideraríamos vitaminas, minerales, antioxidantes, etc. El
ejercicio físico como tónico general es una ayuda necesaria para el
establecimiento de una circulación colateral adecuada. Como curiosidad, le diré
que el ácido láctico producido en el curso del ejercicio físico es un excelente
agente quelante. Por último, tomaríamos en consideración técnicas de relajación
mental para disminuir el grado de estrés al que estamos sometidos. El estrés
crónico es uno de los factores que más dañan la salud y más agravan los
procesos patológicos existentes.
—Pues no
entiendo por qué no está más extendido un sistema terapéutico como éste si se
obtienen tan buenos resultados...
—Volvemos al
eterno problema con que se enfrenta cualquier conocimiento o método de
tratamiento revolucionario. Primero, la controversia inicial sobre sus efectos;
segundo, el desinterés de la industria farmacéutica al no poder explotar este
producto; tercero, el desconocimiento del tema entre los profesionales de la
medicina; y cuarto, en el caso del Estado español y otros países con una medicina
socializada que cubre al 100% de la población, el hecho de que esta terapia no
entra dentro del cuadro de los tratamientos aprobados que paga la Seguridad Social.
Como tampoco entran la
Homeopatía, la
Acupuntura o la Neuralterapia, por poner sólo tres ejemplos entre
otros muchos, a pesar de que se conoce con certeza su utilidad terapéutica.
—La pregunta es
de rigor: ¿qué cuesta una quelación intravenosa?.
—Eso depende de
los países. En Estados Unidos viene a estar entre las ochocientas mil y el millón
de pesetas. Sé que también se practica en otros países como Alemania, Holanda,
Bélgica, Rusia o Israel porque lo he constatado en mis viajes pero no sé lo que
cobran. Por eso he decidido, en colaboración con algunos compañeros y expertos,
dar a conocer y difundir la terapia en nuestro país. Algo para lo cual se está
ahora constituyendo Quelatio España, asociación a nivel estatal que tiene como
objetivo extender a todos los médicos interesados los conocimientos que les
permitan utilizar con seguridad la terapia. Pero como no pretendemos que esto
se convierta en un negocio más sino en un servicio público, creemos que el
importe total se situará entre las trescientas y trescientas cincuenta mil
pesetas, cantidad que incluirá el chequeo previo del paciente, las 20 o 30
dosis de quelación intravenosa y sus controles analíticos así como cualquier
otra exploración que fuera necesaria durante el tratamiento.
No vamos a
admitir que esto sea un lucrativo negocio más a costa de la necesidad de la
gente. Y le diré otra cosa: ojala la Administración se concienciara de las enormes
ventajas de este sistema y lo terminara sufragando el Estado. Lo que no sé si
será posible porque hay muchísimos intereses económicos en juego...
José Antonio
Campoy.
¿Qué es el
EDTA?.
Las siglas
corresponden al nombre químico del ácido etilendiamino tetracético. Si
desglosamos el nombre, veremos que tenemos cuatro grupos de ácido acético (el
vinagre corriente) y dos grupos amino. Es decir, estamos frente a una sustancia
que no es ajena a nuestra propia naturaleza. Normalmente se usa una sal sódica
llamada edetato sódico.
La fórmula
química es la siguiente:
Pues bien, la
quelación es el «atrapamiento» de metales de dos valencias dentro de la
estructura del EDTA. Posteriormente, este metal quelado (secuestrado) es
eliminado por la orina.